Helado de té para el verano
No hay duda de que los helados son los reyes del verano: fresquitos, de variados sabores y siempre dispuestos a acompañarnos en un agradable paseo durante nuestras vacaciones. Nos hacen felices, nos traen buenos recuerdos de amigos, de nuestra infancia, de momentos inolvidables con nuestros seres queridos y además ¡están deliciosos! Que levante la mano quien no disfrute saboreándolos… ¿Nadie en la sala?
No es de extrañar, calor y helados caminan invariablemente de la mano, convirtiendo las altas temperaturas estivales en algo mucho más llevadero y poniendo la guinda a nuestros ratos de ocio. Nos encantan, pero ¿son todo lo saludables que deberían? Por desgracia, comerlos es todo un festival de la grasa, especialmente los industriales, que pueden alcanzar niveles de entre el 8 y el 12% frente al 6% de los artesanales.
Por esto y por muchas otras razones -por ejemplo, porque nos gusta cocinar- ¿qué tal si los preparamos en casa, controlando de esa manera que sean mucho más sanos? Olvídate de estabilizantes y colorantes y si además los elaboramos con nuestro buen amigo el té, lo transformaremos en un auténtico placer. Toma nota porque desde nuestra tienda de té te proponemos una receta de lo más sencilla.
Preparación del helado de té
Los ingredientes son fáciles de localizar y lo más probable es que no necesites hacer una visita al supermercado porque te falte alguno de ellos, la mayoría seguramente ya los tendrás en casa:
- Té: dos cucharadas, por supuesto de la mejor calidad. Recomendamos que utilices preferiblemente té negro, ya que es el más adecuado para mezclar con nata. Te sugerimos que utilices nuestra variedad de verano: piña colada, aunque también quedará muy bien con Spring Tea, Earl Grey Bio o Pakistaní.
- Zumo: de naranja o al gusto ¡diviértete combinando sabores!
- Nata líquida: 250 ml
- Azúcar
- Agua: 125 ml
- Un huevo
El primer paso es algo
que ya has hecho muchas veces: preparar la infusión. Lleva el agua a ebullición, añade dos cucharadas de té y lo déjalo reposar 10 min. Después fíltralo, deja que se enfríe a temperatura ambiente y finalmente resérvalo en el frigorífico.
Ahora que lo más importante está resuelto, el resto no podría ser más simple: sólo hay que batir el té bien frío junto con el zumo, la nata, el azúcar y la yema de huevo y poner la mezcla resultante en la heladera. En unos 30 minutos tendrás listo un refrescante helado de té completamente casero. ¡Que lo disfrutes!